El enfriamiento de la economía china presiona a Beijing
Por Andrew Batson
BEIJING—El rápido crecimiento de China continuó desacelerándose en el segundo trimestre a medida que declinaron las exportaciones, pero la expansión económica del país aún parece lo suficientemente fuerte —y la inflación bastante alta— como para que el gobierno decida accionar nuevas medidas de estímulo.
El Producto Interno Bruto se expandió a un ritmo de 10,1% de abril a junio en comparación con el mismo lapso de 2007, informó la Oficina Nacional de Estadísticas, un descenso frente al 10,6% de crecimeinto registrado en el primer trimestre y a la expansión de 11,9% de todo el año pasado. La desaceleración del segundo trimestre era esperada, dada la combinación de una economía global debilitada y el trastorno generado por el terremoto que arrasó la provincia de Sichuan en mayo.
Sin embargo, el ritmo aún sustancial de crecimiento muestra que China sigue siendo uno de los pocos rincones con luz en el escenario cada vez más sombrío de la economía mundial. "Si uno cree en los números, China sigue en auge", dice David Cohen de Action Economics en Singapur. "Ellos deberían estar más satisfechos con el hecho de que atravesaron todo tipo de dificultades y fueron capaces de continuar creciendo a un ritmo cercano a su promedio de largo plazo", de 9,9%.
Aunque una expansión de 10% es extraordinaria, se ha convertido en un reto para un país que se ha acostumbrado a un crecimiento aún más impresionante. Con la tormenta en los mercados financieros de Estados Unidos suscitando la perspectiva de período prolongado de debilidad para la economía global, crece la presión política sobre las autoridades chinas para que tomen medidas que impulsen su economía. Los exportadores exigen que el gobierno frene la apreciación del yuan, mientras que las constructoras y empresas de bienes raíces instan a las autoridades a que relajen los límites impuestos sobre el crédito.
Li Xiaochao, portavoz de la Oficina Nacional de Estadísticas de China, dice que la desaceleración del segundo trimestre fue "suave" y dentro de las expectativas oficiales. Las políticas gubernamentales han reducido de manera exitosa el riesgo de sobrecalentamiento sin que se registren "grandes altibajos" en el crecimiento, señala Li.
No obstante, las quejas cada vez más contundentes del sector exportador parecen haber logrado un cambio en los términos del debate. Ya no se discute si las autoridades deberían adoptar medidas más severas para combatir la inflación, sino si deberían hacer más para sostener el crecimiento. Eso genera preocupación entre los varios economistas que creen que China no ha domado la inflación, la cual ha promediado un 7,9% este año. "Beijing necesita mantener las restricciones al crédito para el resto del año para contener la inflación", dice Qu Hongbin, economista en China para HSBC. Mientras la inflación sobre los precios al consumidor cayó a 7,1% en junio, frente a un auge de 8,7% en febrero, la inflación en el sector mayorista subió a 8,8% en junio, el nivel más alto desde el último sobresalto inflacionario a mediados de los años 90.
"El ascenso de los precios mayoristas continúa acelerándose y eso genera una presión que se extiende al índice de precios al consumidor", dice Li.
Además del continuo aumento de la inflación, las nuevas señales de fortalecimiento de la economía interna van en contra de medidas de estímulo inmediato. El crecimiento, ajustado a la inflación, de las ventas en el sector minorista se aceleró en junio, al igual que las inversiones en activos fijos. Así que el camino más probable para los próximos meses parece ser de pequeños ajustes a los detalles de las políticas económicas, en vez de un cambio radical de dirección.
Aunque pocos analistas esperan aumentos en la tasa de interés este año, la previsión es que el yuan se continúe apreciando. Algunos economistas sugieren que el gobierno permita a los exportadores de algunos productos recibir una restitución más sustancial sobre el impuesto al valor agregado de 17%.
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